Segundo Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo B
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Lectionary: 65
Primera Lectura
Lectura del primer libro de Samuel
(3,3b-10. 19):
En aquellos días, el joven Samuel servía en el templo
a las órdenes del sacerdote Elí. Una noche, estando Elí acostado en su
habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el
arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: “Aquí estoy”. Fue
corriendo a donde estaba Elí y le dijo: “Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?”
Respondió Elí: “Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte”. Samuel se fue a
acostar. Volvió el Señor a llamarlo y él se levantó, fue a donde estaba Elí y
le dijo: “Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?” Respondió Elí: “No te he llamado,
hijo mío. Vuelve a acostarte”.
Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del
Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste
se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: “Aquí estoy. ¿Para qué me
llamaste?”
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba
al joven y dijo a Samuel: “Ve a acostarte, y si te llama alguien, responde:
‘Habla, Señor; tu siervo te escucha’ ”. Y Samuel se fue a acostar.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes:
“Samuel, Samuel”. Éste respondió: “Habla, Señor; tu siervo te escucha”.
Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que
el Señor le decía, se cumplía.
Palabra De Dios
Salmo Responsorial
39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10
R.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé
en el Señor con gran confianza;
él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios
y ofrendas no quisiste,
abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: “Aquí estoy “.
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
En
tus libros se me ordena
hacer tu voluntad;
esto es Señor, lo que deseo
tu ley en medio de mi corazón.
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He anunciado tu justicia
en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios:
tú lo sabes, Señor. R.
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20):
Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para
servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor
y nos resucitará también a nosotros con su poder.
¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de
Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por
lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona,
queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del
Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes
sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro.
Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo.
Palabra De Dios
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Jn 1, 41. 17
R. Aleluya, aleluya.
Hemos
encontrado a Cristo, el Mesías.
La gracia y la verdad nos han llegado por él.
R. Aleluya.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan
(1,35-42):
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de
sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Éste es el
Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús.
Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?”
Ellos le contestaron: “¿Dónde vives, Rabí?” (Rabí significa ‘maestro’). Él les
dijo: “Vengan a ver”.
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él
ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era
uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El
primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos
encontrado al Mesías” (que quiere decir ‘el Ungido’). Lo llevó a donde estaba
Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan.
Tú te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir ‘roca’).
Palabra Del Señor
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