Segundo Domingo de Cuaresma - Ciclo B
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II Domingo de Cuaresma
Lectionary: 26
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(22,1-2.9-13.15-18):
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y
le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma
a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y
ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”.
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado,
Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso
sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le
dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No
descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios,
porque no le has negado a tu hijo único”.
Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por
los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar
de su hijo.
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el
cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y
no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus
descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán
bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”.
Palabra De Dios
Salmo Responsorial
Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19
R.
(Sal 114, 9) Siempre confiaré en el Señor.
Aun abrumado de desgracias,
siempre confié en Dios.
A los ojos del Señor es muy penoso
que mueran sus amigos.
R. Siempre confiaré en el Señor.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava;
te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
R. Siempre confiaré en el Señor.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo,
en medio de su templo santo,
que está en Jerusalén. R.
R. Siempre confiaré en el Señor.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos (8,31b-34):
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará
en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su
Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los
perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó
y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?
Palabra De Dios
Aclamación antes del Evangelio
Cf Mc 9,7
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía:
“Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san
Marcos (9,2-10):
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago
y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus
vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie
puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué a gusto
estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías”. En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su
sombra, y de esta nube salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo amado;
escúchenlo”.
En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie
sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no
contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara
de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí
qué querría decir eso de ‘resucitar de entre los muertos’.
Palabra del Señor
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